Yo había escrito mi libro y ya me había retirado a mis cuarteles de invierno, luego de su presentación en el auditorio del Icpna, a donde acudieron tantas personas como sólo suelen hacerlo para el Día de la Madre y para Navidad por el regalo de artefactos electrodomésticos y otros obsequios. Sabía muy bien que lidiar con los medios de comunicación para cubrir el resultado de mis investigaciones sería una labor casi tan imposible como conseguir que algún "ovni" se suspendiera y se exhibiera frente a la ventana de la oficina del director o directora de algún medio de comunicación, quienes están esperando que la noticia les sea ofrecida en bandeja pues , en la actualidad, la carta de delincuencias y desastres les permite esa comodidad, estirar la mano y escoger dentro del infortunio y del espasmo. En esas estaba, cuando una noche un canal de televisión local emite una pequeña nota sobre un grupo piurano, " Proyecto Ufo Piura", que había captado las luces de una "nave extreterrestre" en el aire y posteriormente su aterrizaje sobre tierra. Lo que me sorprendió fue que en dicha nota se dijera que el grupo ya tenía 18 años de formado y de experimentación. ¡ 18 AÑOS! ¿ Y sólo pódían decir lo que todos siempre dicen: vi una luz que apareció y desapareció? Era el tipo de discursito que , a lo largo de todos estos años del fenómeno, ha acrecentado la incredulidad de la gente común y el desdén de la comunidad científica. Yo, en menos de un año, luchando contra el descrédito y la escasa capacidad económica, había podido trazar una ruta por donde estos ovnis se trasladaban constantemente; es por eso que decidí ponerme en contacto con los medios periodísticos de Piura, para decir que yo podía decir algo más, que el avistamiento de " Proyecto Ufo" no era una casualidad, que el punto geográfico donde habían sido captadas sus tomas era un punto por el que yo había trazado la línea viajera de los ovnis. Es así como, de todos los medios a los que llamé, se apersonaron a mi domicilio dos periodistas del diario "Correo" , quienes publicaron la entrevista que me hicieron, sorpresivamente, en toda la portada y a página entera, con algunas inexactitudes algo espiritualistas o delirantes como afirmar que yo había visto a los ovnis posarse sobre una parroquia en su ruta a Paita, o que había escalado un cerro de Chulucanas en 10 minutos, inexactitudes que disculpé y por los cuales no pedí corrección porque lo importante: una cuota de interpretación al fenómeno, a favor del conocimiento de la verdad, superaba cualquier insignificante desborde de amarillismo.
Lo que no me esperaba estaba por venir, " Proyecto Ufo" , a través de su miembro fundador, el profesor Josué Gonzáles, a través de un artículo publicado en "blogs.deperu.com" y otro publicado en un diario local, afirmaba que la toma del ovni exhibida en televisión era parte de un "contacto programado" con su grupo y que los últimos avistamientos que se habían dado sobre la ciudad, los cuales el profesor afirmaba coincidían sobre los lugares donde los miembros de su grupo vivían, se podía entender que eran también parte de lo que yo interpreto como programación con los "extraterrestres" para que dichos avistamientos sucedan. Sinceramente, en la real dimensión de lo que es una paradoja, afirmar que hay una ruta consabida y constante de los ovnis es tan increíble, pero mucho más delirante es dejar entrever que exista alguien capaz de programar los avistamientos en toda una ciudad por obra y gracia de sus artes y habilidades; por lo que lo que es tan increible es más digno de ser cierto que el mismo delirio. Para mí estaba todo claro, es por eso que publiqué un comunicado a la comunidad piurana en el blog de mi amigo Richard Chávez, y que posteriormente incluí en el mío, manifestando que el fenómeno es de larga data en Piura y que los avistamientos en la ciudad también lo son, como lo prueban los testimonios de muchos vecinos que se me acercaron a compartirlos a causa de la aparición de mi entrevista en el diario " Correo", y que , a mi parecer y entendimiento, sobretodo luego de mis investigaciones, nadie los contactaba ni mucho menos los programaba para tal fin.
Pero dado que , como investigador, no puedo desconfiar a priori de nadie ni de nada, en caso contrario me volvería en un absolutista o en un defensor de mi propia fe, me decidí ponerme en contacto con el profesor Josué Gonzáles, de "Proyecto Ufo", para preguntarle sobre esos contactos de los que él había declarado, y si fuera posible me invitara a uno de sus campamentos para cerciorarme de lo que él proclamaba: CONTACTO PROGRAMADO. El profesor me invitó amablemente para el día 5 de Julio al kilómetro 12 de la carretera Piura-Paita, desde el cual tendríamos que caminar una hora desierto adentro, lugar donde se daría la experiencia, que según sus palabras, ya había sido confirmada. Cuando descendimos del bus, no pocos pasajeros se apuraban mirando por las ventanas, interrogándose mutuamente que había en esos parajes, en ese paisaje de cadenas de colinas serpentiles que abarcaban todo el horizonte, y que son levemente cortadas por la irrupción de la carretera embreada.
Oscureció y lo primero hacia lo que se llamó nuestra atención fue hacia la aparición de unas pequeñas formas plateadas, redondeadas, que fueron iluminadas por la linterna de un asistente del profesor, Rafael. Josué nos dijo a los asistentes, a mí y a una media docena de muchachitos de menos de 20 años, que dijo eran alumnos del instituto donde trabajaba, que estaban marcando posicionamiento para descender. A la media hora del sobrevuelo de las redondelas plateadas, unos resplandores como flashes en las zonas adyacentes de donde estábamos, sobre el suelo del desierto, llamaron mi atención. Estos dos fenómenos yo ya los había experimentado en Chulucanas, por lo que no podían significar la confirmación del contacto programado. Como a las ocho y media de la noche, una luz potente, una circunferencia estrellada, muy roja descendió sobre las colinas, frente al lugar en el que nos habíamos apostado y al que yo bautizaré como las galerías, pues tiene dos niveles: una parte baja y una parte alta, para poder observar el fenómeno; una luz roja de potente halo luminoso también ya la había experimentado en Piura " La Vieja", como lo relato en mi novela, esa primera noche en que escalamos el "Horquetudo", en el capítulo: " Una Carretera de Ovnis", sino que desde las graderías el fenómeno fue espectacular porque se dio a muy corta distancia; ni así , incluso, con este avistamiento tan nítido, podría decir que se confirmaba el contacto programado. Lo que fue nuevo para mí fueron unas explosiones, después del descenso de la luz roja, en forma de ramificaciones que se bifurcaban con fosforescencias vivísimas y muy coloridas sobre las tres colinas de enfrente, que estaban apostadas en una ex- zona de tiro de los militares, la "Inclán" y otras dos a su costado que bautizaré: a una mastaba, por la forma de la pirámide primigenia, y a la otra elefanta, pues tiene la forma de un paquidermo sin colmillos. Esas magníficas explosiones a todos nos emocionaban. Pero tampoco esto último puedo decir que me convenció del contacto programado. Agradecí al profesor Josué y lo felicité, sobretodo, por haberse dedicado, según sus palabras hace muchos años, a llevar gente a las graderías, pues un trabajo de difusión del fenómeno acrecentaba el conocimiento, y que ese era el trabajo por el que valía la pena hacer esos desvelos que ambos soportábamos: yo, en Chulucanas y él, en el desierto.
Pero no me convencí del múltiplemente proclamado: CONTACTO PROGRAMADO. Es entonces que busqué a Enzo Jibaja y le pedí me diese unos datos para poder llegar al lugar por mi propia cuenta. Yo, investigador poco afortunado, sin habilidades para telepatías, sospechoso de nuevos o renovados profetas, sin deseo de seguir dietas ni iniciarme en rituales espiritualistas, un ciudadano con un cariño por su vida convencidamente laica, ansiaba retornar a las graderías y ser complacido por el espectáculo ovni. Enzo Jibaja, ingeniero de profesión, había sido camarada de campamentos del profesor Josué Gonzáles y actualmente se había vuelto aliado de Juan Lozano, quien aseguraba ser antena de guías extraterrestres. Enzo y Juan, en la actualidad, se habían alejado del profesor Josué por algunas desavenencias que no me fueron develadas al inicio. Yo había decidido buscar a Enzo porque él le había asegurado a Richard Chávez,en una conversación privada que había sido copiada y enviada a mi bandeja, que los ovnis tenían una base en el desierto entre Piura y Paita. Es entonces que , al saber, que había alguien que podría darme luces de que el fenómeno era constante en ese punto geográfico, y que por lo tanto se oponía al hecho de que había que programar los contactos para hacerlos posibles, decidí pedirle una entrevista; en esa entrevista,donde Juan Lozano también estuvo presente, éste me confirmó: " el fenómeno siempre se ha dado hace muchos años en esa zona, desde el año 1986, y se seguirá dando".
Es así que partí hacia el desierto, me acompañaba Félix, un ex-alumno mio, quien ya me había acompañado dos veces Chulucanas y Roy, un lector de mi blog, que había aprovechado sus vacaciones en Lima, para venir a indagar y hacerse una idea de las investigaciones. Perdidos: bajé dos kilómetros más lejos del indicado y guiándome por una enorme estrella que en mi primer viaje a la zona había resplandecido sobre la mastaba, intenté hallar las graderías, fue en vano. Después de dos horas y media de camino y ya con la oscuridad condensándose, logramos ubicarnos frente a la línea serpentil de colinas: el " Inclán", la mastaba y la elefanta se veían lejanos y disminuidos. Pasaban las horas y cerca de las dos de la mañana sucedió: la luz roja apareció de pronto e hizo un movimiento veloz e inesperado y descendió, como la primera vez, detrás de las colinas. A la media hora, una luz amarilla, un poco más pequeña apareció de pronto, se posó sobre la línea de las colinas, destelló y se apagó. ¡Qué feliz me sentí, no había programado lo imposible, había ido con mis limitaciones y deficiencias y el fenómeno se dio! De regreso a la ciudad, oía como el chofer del bus hablaba con Félix y le confirmaba lo evidente: ellos, los choferes de buses que cubren la ruta Piura-Paita, también veían las luces descender sobre las colinas e incluso las tan ansiadas explosiones ramificadas, las que emocionan con sus fosforescencias.
Volví a buscar a Enzo Jibaja, quería celebrarlo con él, el lugar era de fácil acceso, sólo teniendo cuidado con unos obuses oxidados y sin explotar, y sobretodo el pasaje era cómodo en comparación al del viaje a Chulucanas, y lo mejor de todo: se había abierto la posibilidad para quienes quisieran ir sin necesidad de algo tan lejano y exclusivista, hasta imposible, como un contacto programado. Aceptó, es así que otra vez estábamos en carretera, Enzo, Carmen, quien era su mujer y estaba embarazada, María Robledo, quien era una colega del instituto y yo. Enzo ingresaba a la zona , después de casi 3 años que firmase un "Acuerdo Formal de Respeto y No Intromisión" con Josué, por lo que iba algo dubitativo en el avance. Dimos una enorme vuelta y cerca de la medianoche llegamos a las graderías. Como un poco más de las dos de la mañana, habíamos visto en las colinas de enfrente sólo algunas lucecitas plateadas que apenas se elevaban desde detrás de esos promontorios para entonces volver a desaparecer. María había prendido una fogata y nos sorprendía con chorizo ahumado, alcanzándonos sin descanso esa deliciosa carne, ahora a mí, ahora Carmen, y al sorprendido y abrumado Enzo, pues él me había declarado que sólo consumía pollo, siendo el resto de su dieta eminentemente vegetariana. Ya habíamos degustado el pequeño banquete de carne jugosa y tostadita y la hoguera ya se había extinguido, sobreviviendo apenas con leves chispazos de leña recalcinada, cuando del centro de la colina "Inclán", a 500 metros de nosotros hace su aparición en escena un objeto muy luminoso en forma de trompo, que girando sobrevuela el espacio entre las graderías y el conjunto de colinas cerca de 3 minutos, a una altura de 5 metros. Petrificados, emocionados, enclavados y enmudecidos; el mismo objeto, a la media hora, aparece del lado de la colina "mastaba" y hace el trayecto hacia nosotros, María se adelanta valientemente para captarlo mejor con la cámara. Toda la noche fuimos rodeados por esferas luminosas, como las que había visto en Chulucanas, haciendo juego de luces a forma de reflectores. ¡Emocionados!, yo sobretodo más que feliz, la zona se había mostrado benevolente con nuestros hábitos, y sobretodo después de la degustación del choricito nos había recibido sin más ni más. Más convencido: el fenómeno era constante, como me lo había asegurado Juan Lozano.
Para la siguiente semana había que lograr que el propio Juan Lozano rompa el miedo del "Acuerdo Formal y de No Intromisión" y me acompañe; quería, también, celebrar con él los acontecimientos, la zona era democrática, poco a poco iba cayéndose la idea de la exclusividad. De eso se encargó Enzo, pues cuando me acerqué a la agencia de transportes, junto a Félix y a Roy, me alegré al verlo acompañado de Juan. El reencuentro de Juan con la zona fue conmovedora, regresaba después de 3 años de haber firmado el " Acuerdo Formal de Respeto y No Intromisión", parecía embobado como un niño que es bendecido por un simple pero efectivo regalo: estar en el lugar que tanto quiere. No le importó dejar a Enzo armando la carpa en las graderías, bajó al llano y llenó de gozo iba alejándose junto a nosotros que lo seguíamos, hacia la colina "elefanta", recordaba cada quebrada y se detenía a reconocerla y yo percibía que se emocionaba, creía recordar hasta la calidad y las formas de las piedras del suelo, podía asegurar qué nuevo árbol había crecido en la zona, y hasta en qué lugar tuvo cada experiencia en el pasado, era un hombre hechizado, conmovido, feliz. No dejó de caminar casi toda la noche, ya no lo acompañábamos, era un hombre reencontrado con sus sentimientos, con su intimidad, con sus recuerdos.
Juan me había asegurado que la zona era de explotación minera llevada a cabo por naves de otros planetas, yo sólo le decía: " esa es tu verdad, no la mía"; " yo veo un terreno sin socavamientos ni deformaciones para que se pruebe la extracción de minerales"; él replicaba: la explotación es en la profundidad de la corteza terrestre"; yo volvía a replicarle: " no hay hundimiento de las capas exteriores del suelo que delate eso". Como a las 3 de la mañana, una explosión ramificada, de fosforecencia circular y concéntrica encendió uno de los confines del desierto. Después de eso, la aparición de hasta tres formas triangulares luminosas, como las que observé estando sobre el cerro " Pilán" se impusieron en los alrededores. Luego de eso, unos resplandores que aparecían y desaparecían por el lado donde supuestamente se daban las extracciones. Juan me dijo: " la tierra tembló"; Félix y Roy dijeron: "hemos escuchado unas explosiones". Me quedé concentrado y en silencio y entonces lo oigo, un retumbón seco, un sonido como salido desde bajo tierra me sorprendió. Al amanecer, resplandores y explosiones ramificadas, y retumbones, que si no me equivoco provenían de bajo tierra. Juan dijo: " son los hombres, están allá abajo, trabajando".
En mi caso, no puedo decir que se trate de un CONTACTO PROGRAMADO, sino de un TERRITORIO LIBERADO. Enzo, Juaneco, por amor a la libertad y al conocimiento, están servidos, muchachos.
Leyenda de las fotografías:
Foto 1: Luis Vásquez, Juan Lozano, Roy y Félix.
Foto 2: Esfera de Luz amarilla, dar click para ampliar.
Foto 3: Luis Vásquez y Enzo Jibaja.
Foto 4: Forma luminosa extraña en el cielo, captada por María Robledo, dar click para ampliar.
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